Hay más de mil sitios plagados de residuos mineros abandonados en el territorio boliviano.La remediación es una cuenta pendiente, por vacíos legales y normativas ambiguas que dejó el Estado y favorecen a los extractivistas. El saldo son pobladores intoxicados con metales pesados, ríos muertos y 304 comunidades que viven en el área de influencia de estos pasivos ambientales.