A pesar de los avances referidos al uso del internet y TICS, aún persiste una brecha digital, un concepto que ha cambiado a lo largo del tiempo y que en un comienzo se lo asociaba a los problemas de conectividad, luego a los retos relacionados con las capacidades y habilidades requeridas para usar las TICS, y posteriormente se lo relacionó con “la distribución no homogénea en el acceso a la infraestructura de comunicaciones, la conectividad y los contenidos digitales” (Mendoza y Caldera 2014).
Este concepto entonces implica hoy en día no solamente que las personas no tengan una computadora, un celular, una tableta o acceso a internet, la brecha digital está de igual modo ligada al derecho de acceso a la comunicación y al derecho de acceso a la información en tu lengua materna.
«Lo realmente relevante de la brecha digital es el análisis de las posibilidades de que los individuos tengan acceso a información de todo tipo, noticiosa, académica, de difusión, etcétera, que les permita enriquecerse con el acceso a las tecnologías de la información. Porque Internet no es solamente comunicación, es también información» (Rodriguez, 2006, p.29).
La brecha digital se encuentra entonces determinada por distintos aspectos como el idioma vinculado también con la educación, alfabetización, marginación social y participación política. En este sentido, el idioma es también una barrera para acceder a la información en Internet.
Desde una perspectiva lingüística, este escenario nos plantea una serie de preguntas que nos invitan a la reflexión: ¿Qué lenguas están representadas en el internet y en qué medida? ¿En qué lenguas están disponibles las aplicaciones que nos permiten interactuar en el entorno digital? ¿El entorno digital es un reto o una oportunidad para la consolidación de lenguas minoritarias?
Lenguas predominantes en el internet
De acuerdo a la investigación de Mark Warschauer “Technology and social inclusion: rethinking the digital divide” (2001), en el año 2000 el inglés era el idioma más utilizado en internet, ya que para entonces más del 80% del contenido mundial en internet estaba en ese idioma. Y es que no podemos negar que el primer idioma usado en internet fue el inglés y que desde sus inicios este siempre fue un espacio caracterizado por la desigualdad, no olvidemos que los primeros pasos del internet nacieron con la Advanced Research Projects Agency (ARPA), Agencias de Proyectos de Investigación Avanzada en español, que impulsó la creación de una red informática estadounidense, parte de un proyecto militar durante la Guerra Fría o que la llegada del internet a Bolivia se encontraba en un inicio dirigida exclusivamente a los espacios académicos e institucionales.
Como se puede observar, aún en las estadísticas más recientes el inglés continúa siendo el idioma número 1 en el internet y además ahora forma parte de un grupo de idiomas privilegiados como el chino, español, árabe, portugués, indonesio, francés, japonés, ruso y alemán, sin embargo, se debe resaltar que en muchos casos la cantidad de hablantes no nativos sobrepasa a la cantidad de hablantes nativos, como sucede en el caso del inglés. De acuerdo con un estudio de Statista (2022), 379 millones de personas hablan el idioma inglés de forma nativa mientras que la cantidad de hablantes no nativos se multiplica en 3.5 veces, obteniendo un total de 1,348 millones de hablantes del inglés.
Entonces, estas cifras confirman lo que la lingüista Gretchen McCulloch sostiene en su artículo “Codificar es para todos—siempre y cuando hables inglés”, en el cual crítica que a pesar de que hoy en día existe una variedad de lenguajes de programación como Python, Ruby o Lua, los cuales fueron creados por personas de países bajos, Japón o Brasil, quienes no son hablantes nativos del inglés, estas continúan aún usando palabras claves basadas en el inglés, manteniendo esa postura “o hablas inglés o te largas de la red”.
Lenguas mayoritarias Vs lenguas minoritarias
Las lenguas mencionadas anteriormente son todas lenguas mayoritarias que poseen un estatus de estabilidad, consolidación y prestigio.
Según el punto de referencia del contexto social en el que se mueven los individuos, de acuerdo a Appel y Muysken (1996), una lengua mayoritaria es aquella empleada por un grupo social que ostenta el poder económico, social o político, lo que la convierte en el idioma de instrucción y de administración, mientras que una lengua minoritaria es aquella hablada por un grupo en desventaja sociopolítica. Es decir, esta tipología está relacionada fundamentalmente con la dominación política, económica, social e ideológica.
Ahora, el término «lengua minoritaria» no debe de ser confundido con el término “lengua minorizada». El primero hace referencia al idioma utilizado por un número reducido de hablantes. Mientras que el segundo hace referencia a un idioma que ha sufrido marginación, persecución e incluso prohibición en algún momento de la historia. No son, por tanto, sinónimos y no siempre una lengua minorizada es minoritaria, aunque tienda a ello. El proceso de minorización lingüística es el resultado de determinados procesos históricos que han implicado decisiones políticas conscientes y dirigidas de uniformización.
Lenguas en peligro de extinción
Según el Atlas de las Lenguas del Mundo en Peligro de la UNESCO, actualmente hay alrededor de 3.000 lenguas en peligro de extinción. El 43% de las aproximadamente 6.000 lenguas habladas en el mundo están en peligro de extinción y cada dos semanas desaparece una lengua en promedio en el mundo.
En el caso de Bolivia, actualmente este es uno de los países con más avances en lo que respecta a políticas y derechos lingüísticos ya que hay un respaldo de diversas leyes y decretos, lo cual no siempre fue así. De hecho, es recién a partir del Decreto Supremo Nº 25894, Artículo 1° del año 2000 que se reconoce por primera vez oficialmente en la historia boliviana a las lenguas indígenas, las cuales posteriormente serían incorporadas en la Constitución Política del Estado (CPE) del 2009.
De acuerdo a la CPE existen 36 lenguas indígenas:
De estas 36 lenguas, 3 están extintas, la puquina, la guarasugwe y la toromona, y en el 2021, se encontró una lengua indígena que no había sido reconocida anteriormente, esta es la lengua Paunaca que pertenece a la familia Arawak y contaría con alrededor de 10 hablantes. Sin embargo, hasta el momento no se ha gestionado el reconocimiento oficial de esta lengua ni de sus hablantes.
Lenguas indígenas bolivianas en internet
Pese a todo el avance de derechos y políticas a favor de las lenguas indígenas y sus hablantes, existe aún una visible desigualdad lingüística que impide que los hablantes de lenguas indígenas ejerzan plenamente sus derechos básicos en el ámbito de salud, educación y justicia. Y a pesar de que esta desigualdad también se encuentra en internet, es necesario reconocer también que, en los últimos años se han generado novedosos espacios de interacción para las lenguas indígenas en internet que ahora son parte del Paisaje Lingüístico Virtual.
Canción «Sonixh ɨmo ti tupax» en bésiro, subida por el activista de la lengua bésiro Ignacio Tomichá.
A continuación, les compartimos algunos ejemplos de espacios virtuales donde se usan y promueven algunas lenguas indígenas de Bolivia.
Todas estas iniciativas son sin duda importantes y significativas ya que usar y promover una lengua indígena en un espacio donde predominan lenguas extranjeras implica también una posición política frente al uso de los idiomas. Sin embargo, existen algunos limitantes relacionados por ejemplo, con el acceso a internet, la falta de conocimiento y manejo de artefactos electrónicos y redes sociales, el desconocimiento de la lectura y escritura en una lengua indígena, entre otros, que limitan la participación de hablantes de otras lenguas indígenas en el ciberespacio.
Además, durante la realización de este texto se pudo evidenciar que existen más iniciativas para promover el quechua o aymara en comparación a la cantidad de iniciativas que promueven lenguas indígenas de las tierras bajas y esto también nos indica que hay desigualdad entre las mismas lenguas indígenas.
Por otro lado, avances como el Traductor de Google nos resultan llamativos, pues este año Google agregó 24 idiomas a su traductor, entre los cuales se encuentran el guaraní, aymara y quechua. No obstante, una de las observaciones más relevantes de este aporte es que el traductor quechua está basado en el quechua chanka de Ayacucho (Perú) y no se ha tomado en cuenta al resto de las variantes del quechua de otros países como Bolivia, Ecuador o Argentina, ni tampoco sus alfabetos respectivos. Lo mismo sucede en el caso del traductor del guaraní, ya que se tomó en cuenta solo el guaraní del Paraguay y no el de Bolivia. Además, el límite impuesto por la actual versión del traductor Google es de 5.000 caracteres, cantidad que se puede monitorear a través de un contador en la esquina inferior derecha de la caja de texto. Por lo que si planeas realizar traducciones extensas debes recurrir a Cloud Translation, donde el costo de traducción por página equivale a $0,08 por página y $20 por mes por un millón de caracteres y cuyo interfaz no es muy amigable para todo el público ya que se usa un Interfaz de Programación de Aplicación (API).
Frente a todo el panorama descrito, desde el Laboratorio de Tecnología Social estamos conscientes de la importancia de la diversidad lingüística en el entorno digital y consideramos que a pesar de que se tiene muchos desafíos para el desarrollo de herramientas que aseguren la explotación de las funcionalidades de las tecnologías para abrir camino a las lenguas indígenas de Bolivia en este espacio, el internet sí es un aliado de la diversidad lingüística. Finalmente, apostamos para que la iniciativa y la apropiación del entorno digital nazca de parte de los propios hablantes de lenguas indígenas para que usen su idioma en todos los ámbitos posibles como sucede con el resto de los idiomas.
Fuentes consultadas
Appel, R., & Muysken, P. (1996). Bilingüismo y contacto de lenguas.
Internet World Stats. (2020). Internet world users by Language Top 10 Languages.
Mendoza, J., & Caldera, J. (2014). Umbrales para la determinación de la brecha digital: comparativa entre regiones desarrolladas.
Warschauer, M. (2001). Technology and social inclusion: rethinking the digital divide.