Por un lado, el lingüista estadounidense John Lipski (2007), plantea que en Bolivia se hablan cuatro dialectos del español. El primero es el dialecto andino del altiplano, caracterizado por el contacto entre el español y el quechua y el aymara. El segundo, el dialecto camba, se distingue por la reducción de las consonantes final de la sílaba, el empleo del pronombre “vos”, el diminutivo -ingo, y por poseer un léxico influenciado por las lenguas indígenas de la zona. El tercer dialecto es el perteneciente a la zona geográfica del Chaco y Tarija que se caracteriza por una leve aspiración de la /s/ preconsonántica. Y, por último, el dialecto tradicional afroyungueño, menos conocido y estudiado que el resto de los anteriores y considerado una variante etnolingüística, que según el autor surgió en la época colonial, y de hecho, sería la variedad lingüística afroamericana más antigua y estaría casi extinta.
Por otro lado, el lingüista boliviano José G. Mendoza (2015) sostiene que en Bolivia hay tres variedades regionales del español: andina, oriental y sureña. El español de la región andina se subdivide en dos variantes; la del altiplano, que abarca la variedad hablada en los departamentos de La Paz y Oruro; y la variante valluna, hablada en los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca y Potosí. Mientras que el español de la zona oriental se subdividiría en tres variedades: el de Beni, el de Santa Cruz y el de Pando. Y, por último, Mendoza distingue la variedad sureña comprendida por dos variaciones, el español chapaco y el español chaqueño, el primero hablado en Tarija y el segundo hablado en la zona del Chaco respectivamente.