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Laboratorio de Tecnologías Sociales

Las eco-recolectoras en la ciudad de Cochabamba: Experiencias y territorio​

¿Qué pasa después de colocar nuestras bolsas de desechos en un contenedor? Para muchos, sacar la basura es un momento de alivio que termina la preocupación por los residuos que producimos. Sin embargo, en la ciudad de Cochabamba, este punto es solo el inicio de una compleja y tensa red de relaciones entre el sistema municipal -que busca llevar los residuos al relleno sanitario- y el sistema informal -que lucha por recuperar el material reciclable y subsistir de él-.

Uno de los sectores más invisibilizados en este proceso es el grupo de eco-recolectoras, un grupo de mujeres que, a diferencia de los y las trabajadoras de la empresa municipal Empresa Municipal de Servicios de Aseo (EMSA) u otras iniciativas privadas, no poseen un salario fijo, pero estiman que oscila entre los 25 a 30 bolivianos por día. Como ellas señalan, su fuente laboral es inestable, porque no siempre encuentran material reciclable para comerciar: «a veces hay, a veces no hay».

Muchas de sus necesidades no resuenan en la creación de políticas municipales de gestión de residuos y tampoco se discute sus condiciones de trabajo como un problema público. Lamentablemente, pese a que muchas eco-recolectoras trabajan desde hace 20 años o más en el reciclaje, no reciben la misma cobertura mediática que otros actores.

¿Quiénes son las eco-recolectoras? ¿A qué se dedican? ¿Por qué son tan importantes para la gestión de residuos y una ciudad sostenible?

Un poco de contexto

No existe un censo oficial de recolectores en Bolivia. Sin embargo, se estima que existen aproximadamente 10.000 personas que trabajan medio tiempo o tiempo completo recolectando material reciclable. Se estima que, de ese universo, el 72% son mujeres y el 28% son Hombres.

Esta fuerza laboral se concentra en las principales ciudades del país: La Paz, Santa Cruz, Cochabamba y El Alto. Según el Proyecto Ciudades Focales, en Cochabamba, se estima que alrededor de 2.274 personas se dedican a tiempo completo a trabajar con residuos reciclables. Por su parte, las autoras de Ciudadanía, Género, Etnia, Recolectores y Recolectoras de desechos sólidos en la ciudad de Cochabamba, señalan que esta población trabaja en dos enclaves: Botadero de K’ara K’ara y el centro de la ciudad, principalmente en los distritos 10, 11, 12, el casco viejo y la Cancha.

¿Quiénes son las Eco-Recolectoras?

Las eco-recolectoras son un grupo de recicladoras independientes, que se fueron articulando como grupo desde el 2012. Ruth Velázquez señala que: «Este es un grupo de señoras que trabajamos de manera independiente, antes [recolectábamos] de manera individual (…) Somos 111 familias en las cuales trabajan madre, padre, hijo, nieto. Mayormente hay señoras de la tercera edad, que se hacen ayudar con sus hijos».

El proceso de gestión de residuos sólidos involucra varios actores, por lo que a menudo las eco-recolectoras son confundidas con otras trabajadoras del mismo ámbito . Es importante distinguirlas de los trabajadores de EMSA o de otras iniciativas privadas (como Fundare.org), que también trabajan reciclando en el municipio de Cochabamba. Mientras la gente de EMSA y los trabajadores privados son asalariados y están sindicalizados; las eco-recolectoras viven al día, vendiendo el material reciclable que encuentran en los contenedores y puntos verdes (ver mapa).

Muchas de ellas trabajan desde hace varios años. Como señalan en las entrevistas, algunas aprendieron el oficio desde niñas, ayudando a sus madres. Otras incursionaron en la labor hace aproximadamente 15 años. Tal es el caso de Doña Emiliana, de 66 años, que trabaja más de 20 años como recicladora, haciéndose ayudar con sus 8 hijos: «Casi 20 años o más he estado en los contenedores, trabajando con mis hijitas cuando eran chiquititas».

Es difícil saber qué llevó a señoras de la tercera edad a trabajar en los contenedores. De acuerdo al libro Trabajadoras por la Ciudad: aporte de las mujeres a la gestión ambiental de residuos sólidos en América Latina, muchas mujeres comenzaron a reciclar, debido a un golpe económico muy duro en sus vidas. Otras se volvieron recicladoras al migrar del campo a la ciudad y no encontrar oportunidades laborales.

La importancia de su trabajo para la ciudad

Una de las principales necesidades ambientales de las ciudades consiste en reducir el volumen de residuos que ingresan a los rellenos sanitarios, así como proporcionar a las industrias la mayor cantidad de insumos para evitar que éstas extraigan material virgen de la naturaleza. En este sentido, la labor de las recicladoras es fundamental para reducir el impacto ambiental de las ciudades.

Pero, ¿en qué consiste exactamente su labor? Ellas recolectan materiales que son desechados y que pueden ser reintroducidos en el ciclo productivo.

En los talleres de concientización ciudadana que organizan, las eco-recolectoras enseñan a la población qué materiales «rescatan»: latitas y utensilios viejos de aluminio, papeles de periódico y blanco, botellas pet, plásticos «duros» que encuentran en bañadores usados o botellas de yogur y bolsas de plástico. Estos materiales son conocidos por degradarse en cientos de años, pero reciclándolos y vendiéndolos a empresas, las señoras aportan enormemente al bienestar ambiental urbano

No obstante, el servicio que nos prestan viene con varias dificultades:

  • Separar la basura siempre implica hurgar dentro de los contenedores, lo cual representa muchos riesgos para su salud; desde cortes con vidrios, intoxicaciones con focos de mercurio, o enfermedades causadas por microorganismos.
  • Tienen jornadas laborales largas e inestables: como muchos señalan, su trabajo empieza a las 6 de la mañana y puede extenderse hasta la madrugada del día siguiente.
  • Las eco-recolectoras son un sector estigmatizado y discriminado por la población y las autoridades. Varias veces denunciaron hostigamientos por parte de ciudadanos y falta de inclusión al sector en proyectos municipales.

Como señala doña Isidora: «Es durito el trabajo porque nosotros tenemos que subir al contenedor, acomodar bien para separar la basura, a veces traen todo mezclado».

En la pandemia

La pandemia por Covid-19 afectó profundamente a las eco-recolectoras. Durante este periodo llamaron la atención de la prensa, ya que tampoco contaban con material de bioseguridad para trabajar y tuvieron que fabricarlo por sí mismas.

Como nos cuentan, la cuarentena y el miedo a contraer la enfermedad limitó enormemente su labor. Su trabajo fue itinerante, como indica Doña Isidora: «Con esa enfermedad, la verdad muchos nos perjudicamos. Algunos no hemos entrado a trabajar hasta ahora todavía.» Ha sido un año muy duro porque muchas perdieron a un ser querido, sin tener la certeza si fue el virus o no.

Las señoras de la tercera edad trabajaron mucho menos, por temor a contagiarse, razón por la cual se vieron obligadas a pedir colaboraciones solidarias a la ciudadanía y así mantener a sus familias. Este trabajo intermitente durante la cuarentena ha generado que en la ruta de muchas aparecieran otros recicladores(as) con quienes están en disputa por los espacios y la representatividad. Es por esta razón que están pidiendo una acreditación de municipio para ser reconocidas y para que en algunos lugares, como condominios, puedan entrar con más confianza.

Lo que buscan y proponen

Pese a las dificultades, y la forma en la que el sector de eco-recolectoras es excluido de la planificación urbana, el grupo siempre está en búsqueda de nuevas y mejores condiciones de trabajo. Como señalaron en una entrevista informal, sienten que su trabajo las dignifica. Tienen algunas peticiones a las autoridades:

  • Una credencial que las identifique, para poder trabajar sin ser discriminadas o echadas de ciertos lugares donde recolectan residuos.
  • Apoyo a los talleres educativos en los que enseñan a separar residuos.
  • Tomarlas en cuenta a la hora de hacer proyectos de reciclaje en el municipio. Pese a estar reconocidas en el marco de Derechos Humanos, sienten que sus voces no son escuchadas ni por los políticos, ni por la ciudadanía.

 

Su única petición a la ciudadanía:

  • Que por favor separen los residuos que ponen en los contenedores, para evitar entrar en contacto con heces y elementos punzo cortantes como vidrio, que dificultan su trabajo, las enferman y las lastiman.


Entendemos que el tema de la gestión de los residuos sólidos de una ciudad -que ha crecido bastante con escasa planificación- es complejo. Más aún con el contexto de  pandemia, que ha profundizado las desigualdades y las perspectivas económicas a corto y mediano plazo.

Como Lab, nos solidarizamos con el trabajo de las eco-recolectoras. Creemos que es fundamental apoyar el trabajo silencioso, pero muy importante, que realizan. Asimismo, creemos que se debe incorporar más a las eco-recolectoras en la planificación y gestión de residuos sólidos municipales, ya que son un actor muy importante en el proceso de reciclado.

A la ciudadanía, le invitamos a revisar el mapa que hoy les presentamos, para que también puedan colaborar con las eco-recolectoras llevando sus residuos, previamente seleccionados, a los puntos verdes.

Mapeo de distribución de basureros de acuerdo a zonas de circulación de peatones

De acuerdo al mapeo realizado por el equipo, basado en una recolección que se hizo en bicicleta y a pie con los GPS de los celulares en marzo de 2020, denotamos que existe una distribución de basureros en relación al grado de circulación de peatones por las calles más recorridas del centro de la ciudad.

Identificamos 165 basureros de tipo trillizo, 44 contenedores y 19 basureros individuales. Si bien los trillizos fueron instrumentos nuevos para la diferenciación de residuos sólidos, la incorporación de estos afectó la actividad de las y los recolectores. Varios contenedores donde trabajaban fueron quitados, para incorporar este nuevo prototipo, sin considerar las necesidades laborales de las eco-recolectoras.  

Como vemos, cualquier intervención por más pequeña que sea, afecta la vida cotidiana de la gente. Resulta importante contemplar estas cuestiones en la planificación para generar propuestas colectivas para el bien común de todos.

Referencias

Redacción del artículo

  • Valeria Peredo
  • Abigail Roque

Mapeo

  • Alex Ojeda
  • Abigail Roque
  • Valeria Peredo

Mapa digital

  • Luis Phillips

Video

  • Ida Peñaranda

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